Overlook Audio Highlight (English & Español)
English
The Robert W. Wilson Overlook is an ascending garden that immerses visitors in nature as they move along its accessible path. Listen along as Fernanda Incera, Interpretation assistant at BBG, shares the story of this lush and unique space.
Welcome to one of the greatest spots to admire Brooklyn Botanic Garden. Hello! I’m Fernanda Incera, the assistant to the Interpretation department, and this is the Robert W. Wilson Overlook! We are happy you can join us. To understand more about this garden, let’s start by taking a trip down memory lane.
Brooklyn Botanic Garden was founded in 1910. However, everything you see here today was not created overnight. In fact, the area that encompasses the Overlook was initially planned as a link between the Brooklyn Museum and the Garden. Eventually, the plans changed, and the Garden and Museum became separate entities.
Designed by the architecture firm Weiss/Manfredi and officially opened in 2019, the Robert W. Wilson Overlook is an ascending garden that leads to Ginkgo Allée.
One of the most important features of the design is that it offers an accessible path that welcomes all our visitors. Its winding trail not only allows for easier travel through the north and south part of the Garden, but helps visitors feel immersed in nature every step of the way. It is a joy to the senses—the Overlook is meant to be experienced.
As a transitional space, the Overlook holds elements from its neighboring gardens. For example, it is home to a lot of native plants and grasses, like the Native Flora Garden and the Visitor Center’s green roof. It was conceived as part of a wildlife corridor that extends through different parts of Brooklyn Botanic Garden, with plants that support birds, insects, and other creatures.
With a planting design by Siteworks by Toby Wolf, the Overlook is truly one of a kind inside the Garden. It emphasizes the overall mix of plants and how they work together, with fewer individually labeled specimens. In the Overlook, there’s space for everyone, perhaps like a metaphor for Brooklyn Botanic Garden, a place where everyone is welcome. Plants are allowed to grow, change and even self-seed here without much intervention.
Crape-myrtles are the superstars of the Overlook. Thirty-four shrubs representing 12 different Lagerstroemia cultivars are arranged to give a beautiful color display, from the most vibrant colors at the north to soft pastels at the south.
These summer bloomers are perfect for this area since they love the heat and are quite drought tolerant. Even after they bloom, their radiant red, orange and yellow foliage and colorful bark create a spectacular composition.
Alongside the crape myrtles, warm season grasses give height and texture to the space while bringing a meadow feeling to the path. That's why prairie dropseed is all around us in the Overlook! It bursts around the edges and adds movement to the area when it plays with the wind, which highlights its smooth scent. Some people even say it smells like popcorn.
Another highlight of the Overlook are purple poppy mallows, which take over the space and paint the path with their deep magenta petals.
On your way up or down you might notice other plants like wild strawberries, baptisia, milkweeds, Tennessee coneflowers and even evening primrose, which seeded here on its own!
Like the cycle of life, the Overlook is meant to be traveled and enjoyed with every step, as everything inside of it changes, grows, moves and evolves through the seasons. Just like us.
Español
El Mirador Robert W. Wilson es un jardín ascendente que sumerge a los visitantes en la naturaleza mientras se mueven por su sendero accesible. Escucha mientras Fernanda Incera, la asistente del departamento de Interpretación del Jardín Botánico de Brooklyn, comparte la historia de este exuberante y único espacio.
Bienvenidos a uno de los mejores lugares para admirar el Jardín Botánico de Brooklyn. ¡Hola! Soy Fernanda Incera, la asistente del departamento de Interpretación, y este es el Mirador Robert W. Wilson. Estamos felices de que estés aquí. Para entender más sobre este jardín, hagamos un viaje por el baúl de los recuerdos.
El Jardín Botánico de Brooklyn fue fundado en 1910; Pero, todo lo que ves aquí, el día de hoy no fue creado repentinamente. De hecho, el área que ocupa El Mirador fue planeada en un principio para ser un vínculo entre el museo de Brooklyn y el jardín. Eventualmente los planes cambiaron y el jardín y el museo se convirtieron en entidades diferentes.
Diseñado por la firma arquitectónica Weiss/Manfredi y oficialmente abierto en el 2019, El Mirador Robert W. Wilson es un jardín ascendente que lleva a Ginkgo Allée.
Una de las características más importantes del diseño es que ofrece una ruta accesible que le da la bienvenida a todos nuestros visitantes. Este camino que serpentea no solo nos permite viajar entre la parte norte y sur del jardín, sino que también ayuda a los visitantes a sentirse inmersos en la naturaleza con cada paso. Es un goce para los sentidos, El Mirador está hecho para experimentarse.
Como un espacio de transición, El Mirador contiene elementos de sus jardines vecinos. Por ejemplo, es hogar de muchas plantas nativas y pastos, como el Jardín de la Flora Nativa y el techo verde del Centro de Visitantes. Fue concebido como parte de un corredor de vida silvestre que se extiende a través de diferentes partes del Jardín Botánico de Brooklyn, con plantas que sustentan a pájaros, insectos y otras criaturas.
Con un diseño de paisaje hecho por la firma Siteworks con Toby Wolf, El Mirador realmente es un jardín único. Pone énfasis en la mezcla de plantas y cómo funcionan juntas, con menos especímenes individualmente clasificados. En el Mirador hay espacio para todos, quizá como una metáfora del Jardín Botánico de Brooklyn, un lugar donde todos son bienvenidos. Aquí las plantas pueden crecer, cambiar y hasta plantarse por sí mismas aquí sin mucha intervención.
Los árboles de Júpiter son las súper estrellas del Mirador. 34 arbustos representando a 12 diferentes cultivos de Lagerstroemias están organizados para dar un despliegue de colores: desde los tonos más intensos al norte del jardín hasta los pasteles suaves en el sur.
Estas plantas que florecen en el verano son perfectas para esta área ya que aman el calor y son resistentes a la sequía. Aún después de que florecen, su radiante follaje color rojo, naranja y amarillo; así como su colorida corteza, crean una composición espectacular.
Junto a los árboles de Júpiter, pastos de clima cálido añaden textura y altura al espacio, mientras le dan una sensación de pradera al sendero. Es por eso que hay hierba de la pradera alrededor de nosotros por todas partes en El Mirador. Se asoma por los bordes y le añade movimiento al área cuando juega con el viento, lo cual destaca su delicada fragancia. Algunas personas incluso dicen que ¡huele a palomitas de maíz!
Otras plantas destacadas del Mirador son las amapolas malva moradas que se apoderan del espacio y pintan el sendero con sus pétalos magenta profundo.
En tu trayecto hacia arriba o hacia abajo, podrás notar otras plantas como fresas silvestres, añiles, algodoncillos, equináceas de Tennessee y ¡hasta onagras vespertinas! que se plantaron aquí por sí solas.
Como el ciclo de vida, El Mirador está destinado para ser recorrido y disfrutado con cada paso, experimentando como todo dentro de él cambia, crece, mueve y se transforma a través de las temporadas. Justo como nosotros.